La celebración del Orgullo en Valencia ha llegado este año envuelto en cierta polémica.
La decisión de la organización (Lambda) de modificar las condiciones económicas para empresas, sindicatos y partidos políticos que querían participar en la manifestación del sábado 29 de junio ha sido el motivo de la aparición de voces críticas.
Lambda se ha visto obligada a colgar una nota en su web dando explicaciones y detallando a qué se destina el dinero recogido, pero esto no ha contentado a esas voces críticas.
Algunos locales de ambiente de Valencia se han descolgado de esta manifestación, creando sus particulares fiestas con motivo del Orgullo. Pero esta cuestión huele un poco mal y esperemos que no hayan intereses también particulares, muy alejados del interés general de las personas LGTB.
Manifestación, desfile... Se debería aclarar de qué se trata realmente el acto del sábado en Valencia. Si es una manifestación, parece lógico que las empresas critiquen el cobro de cualquier tarifa. ¿Quién me cobra por manifestarme? Lambda justifica ese cobro en la dificultad para organizar la manifestación-desfile, dificultad también económica, por supuesto. Pero, entonces, debería de replantearse el modelo seguido para desarrollar este evento.
Y enmedio de todo este debate, surge el tema de aquellos locales que, sin ser específicamente para personas LGTB, han querido aprovechar el mercado y se incluyen en el mapa de locales GayFriendly. Parece ser que los únicos motivos que les mueven son económicos, intentando atraer al público LGTB ante el descenso de clientes heterosexuales.
Huele mal, muy mal, el ambiente rosa de Valencia.
Y todo a raíz de un evento (manifestación-desfile) que lo que debería reflejar es la unión de todos y todas en la lucha por la igualdad de derechos.
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